13/09/2013
Primero fue el CXCR4 y ahora el CCR5. No se trata de
robots, sino de dos de las moléculas claves que utiliza el VIH para infectar
las células humanas. El hallazgo, que se publica en la revista Science, no es baladí, porque va a servir para diseñar nuevos medicamentos
antirretrovirales -fármacos que atacan al virus del sida- más precisos y más selectivos. «Ahora
que tenemos ambas estructuras tridimensionales de los receptores humanos CXCR4
y CCR5 es probable que veamos pronto la próxima generación de terapia contra el
VIH», señala Raymond C. Stevens, del Instituto de
Investigación Scripps de California (EE.UU.) y uno de los
responsables de este hallazgo.
Tanto CXCR4 como
CCR5 son receptores de las células humanas esenciales para que
el virus pueda entrar en las células humanas. El VIH, explica la directora de
la investigación, Beili Wu, los emplea para «colarse dentro de nuestro sistema inmune». El CCR5 es uno de los
objetivos más codiciados en el ámbito del VIH. Aunque el VIH se descubrió
inicialmente por infectar las células a través de otro receptor, los linfocitos
CD4, los investigadores hallaron en 1996 que la infección también requiere, por
lo general, un correceptor CCR5, que se encuentra junto CD4 en una variedad de
células inmunes. La importancia de CCR5 en la infección por VIH se explica por
el hecho de que ciertas variantes
genéticas pueden drásticamente aumentar o disminuir el riesgo de infección por
VIH, así como acelerar el proceso de la enfermedad después de la infección.
Una reducida variante de CCR5, que se encuentra en alrededor del 10 por ciento
de los europeos, no se expresa en absoluto en las superficies de células
inmunes y las personas que la producen son casi invulnerables a
la infección por el VIH.
Diseño de fármacos
Lo que los
investigadores del Instituto de Materia Médica de Shanghai (China) han hecho
es obtener la estructura atómica de
alta resolución del receptor CCR5. Para ello, explican, utilizaron un
antirretroviral, lamada maraviroc, que actúa al unirse al receptor CCR5 para
que esté no permita la circulación del VIH. «Esta información -señala Wu-
deberían ayudarnos a entender con mayor precisión cómo el VIH infecta a las
células». Lo mismo piensa uno de los mayores expertos en este campo, José
Alcamí: «es más que probable que se
mejore el diseño de antirretrovirales». Para el investigador del Instituto de Salud Carlos III,
se podría hablar de una situación similar a la de los años noventa, cuando se
identificó la proteasa, una enzima clave en el proceso de replicación
-copia- del VIH en el organismo, y que cambió el curso de la infección.
Además, añade Wu, la
información de este trabajo será fundamental para saber cómo funcionan los
inhibidores de CCR5 porque, «hasta el momento sólo se ha desarrollado un puñado
de compuestos inhibidores de CCR5 y nadie sabe exactamente cómo funcionan, y
una de las cosas que nos ha faltado es una imagen de alta resolución sobre la
estructura molecular del receptor CCR5». Pero también, apunta Alcamí, aporta
datos de los mecanismos de
resistencia del VIH a maraviroc, es decir, «cómo se apaña el virus
para esquivar el fármaco».
Primos pero no
hermanos
Por último, el
trabajo al comparar las estructuras de CCR5 y CXCR4, desvela por qué los virus emplean uno u otro
receptor para infectar la célula. El CCR5 es «esencial en la
primoinfección -primeras fases de la infección del VIH-», pero algunos virus
-se estima que un 40%- cambian de receptor y utilizan el CXCR4, «auque no
sabemos muy bien por qué ocurre» reconoce Alcamí. Los nuevos datos sugieren que
la distinción entre CCR5 y CXCR4 como correceptores para la infección por el
VIH se reduce a diferencias relativamente sutiles en las formas estructurales,
que desde luego serán muy útiles para el diseño de fármacos.
Fuente: abc.es
0 comentarios:
Publicar un comentario